Enfermedades Frecuentes!

 1. Problemas Frecuentes de oido:

1.1. Presbiacusia
Dificultades. Los mayores suelen tener problemas de oído que se agravan con la edad. (PS)
Se llama presbiacusia a la pérdida de audición progresiva que aparece con la edad y que no se debe a una causa conocida de sordera. La disminución de la capacidad de oír comienza de forma imperceptible a partir de los 30 años, pero se puede empezar a hacer incómoda por encima de los 60 años. Normalmente suele ser progresiva y afectar a los dos oídos a la vez.
Disminuye especialmente la audición de las frecuencias agudas (los timbres, chirridos o tonos de voz muy agudos). También surgen problemas para oír una conversación en ambientes ruidosos. Poco a poco se distingue peor la voz humana y la dirección de donde viene el sonido. Todo ello hace que las conversaciones en grupo se hagan más difíciles para las personas mayores.

1.2. Acúfenos
Un problema auditivo frecuente son los ruidos en los oídos. Estos ruidos se llaman acúfenos. Son muy frecuentes en la población en general y en especial en las personas mayores. En sí los acúfenos no son perniciosos, pero pueden causar nerviosismo. Muchas personas encuentran estos ruidos más molestos que la pérdida de audición.
Son difíciles de tratar, ya que en muchos casos no tienen una causa clara.
Cuando impiden dormir hay un truco que algunas personas encuentran útil: interferir el acúfeno poniendo la radio sintonizada entre dos emisoras. El zumbido que se produce es de frecuencia parecida a los acúfenos, por lo que los oculta y permite dormir mejor.

1.3. Otros problemas
Las personas mayores tienen también más predisposición a sufrir tapones de cerumen. También tienen tendencia a la sequedad del conducto auditivo, lo que facilita la producción de heridas y de infecciones. Tampoco son raras las crisis de vértigo.


2. Tratamiento
En general, el tratamiento de los problemas de audición es poco eficaz.
A la larga, muchas personas terminan necesitando usar prótesis auditivas (audífonos). Existen muchos tipos diferentes, y todos ellos necesitan de un tiempo de adaptación. Cada vez son más complejos, pero también de mayor calidad y perfección técnica. El problema es que son caros, y no son cubiertos por la mayoría de los seguros.
Cuando uno oye mal, es también importante el apoyo de la familia. Deberá intentar hablar con un tono más intenso, pero sin gritar (al gritar la voz se hace más aguda y los mayores la oyen peor). Además, deberá hablar de frente a la persona, claro y lento, ya que la lectura de labios ayuda a comprender mejor. Es razonable además evitar mantener conversaciones en ambientes ruidosos.
2. Alteraciones de la vista:

1. La vista de los ancianos
Vista cansada. Este es uno de los problemas más frecuentes en los mayores. (Puleva Salud)
Mientras que puede suponerse que una persona joven ve bien, esto no puede darse por hecho cuando uno se hace mayor.
La pérdida de la visión puede deberse en los mayores a numerosas causas, y estas causas pueden ser tratables o no.
Pero en cualquier caso aumenta la probabilidad de accidentes, y las personas que ven mal pueden tener problemas para desenvolverse en la vida normal.
Los problemas de visión pueden también causar trastornos psíquicos y de conducta en las personas mayores. Es por todo ello imprescindible que los mayores vayan a revisarse la vista con cierta frecuencia, porque de ella depende su calidad de vida futura. En ausencia de problemas, no es mal consejo hacerse una revisión al año.




  2. Problemas más frecuentes de la visión


2.1. Presbicia
La presbicia es la pérdida de acomodación del cristalino que aparece cuando éste se vuelve rígido con el paso de los años. El cristalino es una lente que existe en el interior del ojo, y tiene como función enfocar la vista. Por eso la presbicia, que también se conoce como "vista cansada", se presenta como dificultad para enfocar los objetos al cambiar la mirada de lejos a cerca. Es un cambio universal, y se corrige con gafas que mejoran el enfoque de los objetos cercanos.

2.2. Cataratas
Las cataratas son extraordinariamente frecuentes. El cristalino (la lente) se vuelve progresivamente opaco, y va haciendo perder la visión. Aparecen en los dos ojos, pero su progresión puede ser a distinta velocidad. Se dan con más frecuencia en mujeres, aunque no se conoce exactamente el motivo. También son más frecuentes en diabéticos, fumadores y bebedores. El único tratamiento eficaz es operación, en la que se cambia el cristalino por una lente intraocular que suple sus funciones. Es una operación sencilla y con una elevadísima tasa de éxito.

2.3. Degeneración macular
La degeneración macular se está convirtiendo en un problema muy grave. En la parte posterior del ojo está la retina, que es la zona que recoge las imágenes y las convierte en impulsos nerviosos que el cerebro interpreta. En el centro de la retina hay una zona que se llama mácula, esencial para la visión porque es el lugar donde se enfoca la imagen. En la degeneración macular esta zona se daña (aún no se sabe bien por qué sucede). El afectado empieza a ver las líneas torcidas y pierde luego visión de la parte central del campo visual. Hay varias formas de distinta gravedad, y los tratamientos aún no son muy eficaces. Es obligado el control por un oftalmólogo.

2.4. Glaucoma
El glaucoma es el aumento de la presión del líquido que hay dentro del ojo. Este aumento de presión puede llegar a dañar el nervio óptico de forma irreversible. Hay distintas formas de glaucoma. El problema de esta enfermedad es que muchas veces no produce síntomas, por lo que muchas veces se diagnostica tarde. Por eso es importante hacerse revisiones periódicas. Lo importante es diagnosticarlo de forma precoz para poder tratarlo. El tratamiento con medicamentos y con determinadas operaciones es generalmente muy eficaz.

2.5. Alteraciones de retina por otras enfermedades
Pueden producirse alteraciones de la retina por enfermedades generales, como la diabetes o la hipertensión. Esta enfermedades pueden dañar la retina sin que uno lo perciba, haciendo perder poco a poco la visión. Se considera que la retinopatía diabética es hoy día la principal causa de ceguera en adultos en los países desarrollados. Para que estas retinopatías no progresen a la ceguera es fundamental mantener el mejor control posible de la diabetes o la hipertensión. Es imprescindible que los hipertensos y los diabéticos acudan a revisión por su oftalmólogo anualmente.



3. Artrosis:

1. ¿Qué es la artrosis?
Infografía: La artrosis: una enfermedad invalidante. [Aumentar imagen]
La artrosis es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones y al hueso que las rodea. Es una enfermedad benigna, dado que no causa la muerte. Sin embargo, en muchos casos es causa de sufrimiento y puede llevar a la incapacidad.
La artrosis es la alteración articular más frecuente y es la causa principal de incapacidad en las personas de más de 65 años. No es un hecho normal del envejecimiento pero las características del hueso de las personas mayores si fomenta la enfermedad.
No hay que confundir la artrosis con la artritis, que es una inflamación o infección aguda de una articulación. El error se debe muchas veces a que la palabra artrosis no existe en inglés, y la artrosis se llama “osteoarthritis”, por lo que muchas veces se traduce mal.
La artrosis se hace más frecuente con la edad, y afecta especialmente a las mujeres. Una forma de artrosis, la que afecta a las articulaciones de los dedos de las manos, es especialmente típica de las mujeres.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero suele dañar especialmente las manos, la columna vertebral, las rodillas y las caderas. Las articulaciones afectadas se deforman, aumentan de tamaño y se vuelven más rígidas. El síntoma más importante es el dolor.
En muchos casos, la artrosis no produce problemas. Sólo una de cada diez personas en quienes las radiografías muestran artrosis sufren dolor o incapacidad serias. Sin embargo, en sus formas más severas puede causar mucho sufrimiento y ser causa de incapacidad física importante, incluso antes de llegar a la vejez.




  2. Causas
No se conoce aún la causa de la artrosis. Ni siquiera se sabe con certeza si hay una o varias causas.
Sin embargo, sí se conocen varios factores que predisponen a la aparición de la artrosis. Por ejemplo, hay una predisposición genética a padecerla. Los golpes repetidos o la inflamación crónica de una articulación puede llegar a producir a la larga una artrosis.
Existen enfermedades endocrinas, como la diabetes, que también favorecen la presencia de artrosis. La obesidad no es exactamente una causa, pero sí facilita el proceso al someter a los huesos a un exceso de carga.
Se dice que la artrosis puede ser primaria o secundaria. Se llama primaria cuando aparece en una persona sin que tenga ningún factor predisponente conocido. Es la situación más frecuente. La artrosis secundaria se debe a traumatismos repetidos, inflamación o enfermedades metabólicas.
Como se desconoce aún la causa de la artrosis, se desconoce también la forma de prevenirla. Los consejos fundamentales para evitar problemas se basan en el control del peso y hacer algún ejercicio, ya que la actividad puede evitar, si no la artrosis, sí la incapacidad y el dolor que la acompañan.



  3. Síntomas
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Los síntomas pueden afectar a unas pocas articulaciones o a muchas. Suele aparecer de forma simétrica.
El síntoma más característico es el dolor. La articulación afectada presenta un dolor que aumenta con el movimiento y mejora con el reposo. Cuando la enfermedad está muy avanzada puede aparecer el dolor incluso en reposo.
Por la mañana, la articulación afectada se encuentra rígida, parece tener que entrar en calor. Esta rigidez no suele durar más de 30 minutos, y mejora según pasa el tiempo. Esta rigidez también ocurre después de un tiempo de reposo de la articulación.
Además la articulación afectada se va deformando lentamente, puede y crepitar o crujir al moverse. En algunas temporadas se puede hinchar y poner roja como si estuviese inflamada. Otras veces puede empujar e irritar a una raíz nerviosa , causando un dolor característico, como el de la ciática.
Si la persona afectada no sigue moviendo la articulación por el dolor que le produce, se atrofiarán además los músculos de alrededor de la articulación, haciéndola inestable y por ello más dolorosa. Este círculo vicioso sólo puede frenarse con el ejercicio de las articulaciones enfermas.



  4. Tratamiento
El tratamiento de la artrosis es complicado, porque exige mucha motivación. Se trata de un problema crónico que no se cura. El objetivo del tratamiento es quitar el dolor y evitar la incapacidad física o los problemas de movilidad de las articulaciones.
Cuando afecta a las personas mayores hay que tener en cuenta que pueden tener otros problemas asociados, como enfermedades físicas y psíquicas, aislamiento social y falta de motivación. Para que el tratamiento tenga éxito hay que tener en cuenta todos estos factores y comenzar por motivar a la persona mayor afectada, explicándole qué es la artrosis y dándole apoyo psicológico.
La base del tratamiento es el ejercicio de la articulación afectada. El reposo sólo es conveniente en momentos de mucho dolor o cuando la articulación se inflama. Es preciso hacer un ejercicio progresivo que no dañe la articulación y que refuerce los músculos que la rodean. Cuando afecta a las caderas, rodillas o pies lo mejor es caminar. Existen para las distintas partes de la espalda ejercicios de gimnasia, y también es beneficioso nadar.
Puede ser conveniente visitar a un fisioterapeuta. La fisioterapia con ejercicios adecuados y la aplicación de calor y los masajes en la zona afectada son útiles porque disminuyen el dolor, relajan y fortalecen el músculo.
Además, si está obeso el control del peso es importante para mejorar la artrosis, porque disminuye la presión sobre las articulaciones de carga.
El ejercicio puede exacerbar el dolor al principio, pero si se practica habitualmente el dolor se reduce enormemente. En las crisis de dolor o para empezar el hábito del ejercicio, se utilizan medicamentos analgésicos.
Existen numerosos fármacos analgésicos y antiinflamatorios en el mercado, de los que no conviene abusar, pero tampoco prescindir por completo. Cada uno de ellos tiene sus efectos secundarios, especialmente si se usan largo tiempo. Hay fármacos con distintos niveles de potencia analgésica.
El tratamiento suele comenzar con el paracetamol, que muchas veces es suficiente. Si no, se va subiendo la dosis o utilizando fármacos más potentes hasta alcanzar la mejoría de los síntomas. Los antiinflamatorios deben utilizarse en las épocas de dolor: no es recomendable usarlos más de tres semanas seguidas.
Cuando la artrosis es muy grave, la articulación puede ser extraordinariamente dolorosa y difícil de mover. En estos casos, y dependiendo de la articulación, puede valorarse la colocación de una prótesis. Existen ya prótesis excelentes para la cadera y la rodilla, que le garantizarán no tener que limitar su actividad si la artrosis es de características invalidantes.